En el taller con Graciela Genovés  

El taller de Graciela Genovés. Photo by Sophie Campbell 

Escondido en el medio de una manzana en el viejo corazón de Buenos Aires, San Telmo, se descubren pinceladas llenas de color. A pesar de sus colores ‘irreales’, estos cuadros tienen algo tan vivo que te llevan y invitan a otro lugar, a otro momento. Estamos en el taller de Graciela Genovés, una pintora argentina, de La Plata, que hace años vive y crea desde Buenos Aires. Hablamos sobre este espacio tan especial que creyó y cómo se vincula tal espacio con los cuadros que pinta. A través de esta conversación, abrimos por un momento fugaz, una apertura mediante la cual puedes entender cómo Graciela Genovés ve el mundo.

SC: Siempre con tu obra me impresiona el tema urbano, incluso en tus cuadros de interioridades, hay una tensión entre la interioridad y la externalidad. Me parece que son la gente a quienes más impresiona la ciudad son ellos que vienen de afuera.

GG: Bueno, [mudándome] al principio me costó mucho. Una ciudad tan grande, era como que parecía una pared, ¿no? Impenetrable.

Pero, bueno, elegí San Telmo tal vez por lo distinto de La Plata, porque La Plata es una ciudad más moderna, no tiene un barrio así antiguo. Y entonces, bueno, me gustó, me gustó todas las casas antiguas, la mezcla de los vecinos, los turistas, todos juntos en San Telmo, me gustó mucho.

SC: Me gusta mucho esta imagen de la ciudad como una pared impenetrable y ahí fuiste dibujando sobre esa pared.

GG: [riéndose] Puede ser. Para convencerla.

Chicas de San Telmo by Graciela Genovés. Reproduced with persmission from the artist.

SC: Me parece interesante preguntarte por eso como la relación con el espacio en que vives ósea Buenos Aires y tu taller y afuera. Como que muchas veces la inspiración para tus cuadros viene desde lo que has visto por las calles. Entonces siempre hay esa tensión de afuera y adentro, de saliendo y ahí regresando a este espacio que has creado.

GG: Claro, siempre toda la pintura parte de algo que he visto en algún momento, o que también puede ser que estoy viendo, puede ser un modelo o una persona, modelo vivo, una persona que me posa, o una naturaleza muerta, o lo que veo por la ventana del jardín, o la calle. Puede ser que yo pinte mirando directamente a algo, o recordando lo que vi a partir de esa sensación de lo que vi.

Cuando es así, sí, no es que estrictamente salgo a buscar qué pintar, sino que estoy por la calle haciendo cosas y de pronto hay algo que me impacta por algún motivo. Muchas veces creo que son como contrastes, situaciones donde veo contrastes fuertes, que pueden ser de color, o pueden ser también de las relaciones entre las personas, de lo que me imagino también sobre esas personas que también me conozco. Sí.

Y luego, sí, a partir de esa sensación que viene de la fuera, ahí empiezo como a reconstruir, y ahí, bueno, puede ser que empiece con una cuestión muy abstracta de colores y formas, y después le pongo dibujos arriba, y así voy tratando de acercarme a algo parecido o equivalente a esa sensación.

Autorretrato después de Bonnard by Graciela Genovés. Reproduced with permission from the artist. 

SC: Amo que viene entonces del cuerpo, de una sensación.

GG: Sí. Un poco de afuera y un poco de adentro, porque sí, para mí, bueno, no me resulta que sea solo el afuera, o sea, no me interesa copiar, como quien copia una fotografía o copiar el modelo, o copiar el paisaje, no me interesa.

SC: Sí, claro como que no estás trabajando con el realismo.

GG: Claro, claro.

SC: Con colores así. Pero a la vez, hay ese realismo en que representa, graba como vos ves las cosas, ¿no?

GG: Claro, como lo que pasa a través de mí. Porque a mí, cuando veo pinturas de otros pintores, me gusta ver eso, me gusta ver cómo pasó algo a través del pintor y cómo hay algo de esa persona que está en esa pintura, algún sentimiento, alguna emoción, alguna idea, inclusive. Pero hay algo que pasó a través de esa persona y que quedó mezclado con los colores y no sabes cómo, pero ahí está, y eso es lo que a mí me conmueve.

Entonces, bueno, es eso lo que me intento captar o capturar. Y además todo me parece bello en el sentido no de bonito, sino de conmovedor, no sé, de verdadero. La calle, los grafitis, la gente, los perros, todo.

SC: Leí que hace cinco años, algo así, había una exhibición tuya que se llamaba La pintura como refugio.

GG: Sí

SC: ¿Y sentís así como es algo que siempre puedes regresar o has tenido momentos un poco difíciles pintando?

GG: Yo veo que hay como dos tipos de pintores, unos pintores como por ejemplo Bacon, Tracy Bacon, que más bien muestran o Goya en su etapa de las pinturas negras, que muestran como lo dramático de la vida, lo angustiante, lo doloroso, ¿no? Entonces como intentan reflejar esos aspectos. Y hay otra familia de pintores como Bonnard o como Matisse que son más de generar mundos donde se puede respirar, donde se puede estar más amablemente.

Y bueno, yo me doy cuenta que estoy en ese lugar. Por eso puse ese título, La pintura como refugio, porque creo que para mí la pintura es un refugio. Como también lo es la ficción, me gusta mucho leer, también es un refugio.

Claro que siempre hay una tensión. No es que yo paso tan fácilmente de no pintar a pintar.

Igual también puede ser que cada día haya un poco de resistencia que me cueste volver a pintar, porque pintar, en el momento que estoy pintando concentrada, es lo más placentero del mundo, es lo mejor que hay. Pero para llegar a eso no siempre es tan fácil.

SC: ¿Que haces cuando te resulta difícil pintar? ¿Tiendas pintar en silencio o que haces?

GG: Como que lo necesito de alguna manera, un rato de silencio. Y otras veces también cuando tengo que manchar, por ejemplo, una pintura grande por primera vez, me pongo música muy así, los rollings.

Entonces como que bailo, pinto, bailo.

SC: [Menciono que en una conversación pasada mencionaste que echas manchas sobre el cuadro para sacer el miedo del blanco]

El blanco me impactó totalmente, lo amo, porque si, siempre, incluso obviamente con esta escala muy grande, sí, es impresionante, se pone como estando y mirando todo el blanco, qué puede ser. Entonces entrar, bailar, para que no te paralices.

A veces pongo la tela en el piso, salpico también, sí, sí, hago cosas para generar colores, formas, un poco de caos y después tratar de ordenar un poquito, alguna parte de ese caos, otra parte de dejarla, bueno, ir viendo hasta dónde.

[Hablamos sobre entrando el estado de flujo y Graciela menciona el libro de Betty Edwards, ‘Cómo Dibujar con el Lado Derecho del Cerebro.]

GG: Y claro, entonces bueno, es como que parecería que de ahí viene esta sensación de tanto placer, que da ese momento de flujo, ese momento como si tal cual, estás presente pero hay algo que no está, y de alguna manera vos estás totalmente ahí, y no estás pensando lo que vas a hacer después, ni pensando uy, habré hecho bien cuando hice... Eso desaparece y estás en el presente, y eso es súper placentero.

SC: Eso es lo que faltamos en toda la muchedumbre que vivimos. Me parece que incluso ese placer es contagioso. Como con tus cuadros tan grandes a veces siento que podría pisar adentro de ellos.

SC: Pero regresando al espacio, me parece muy interesante la yuxtaposición entre la calle y tu taller. Tipo justo en San Telmo, en más o menos el corazón viejo de la ciudad, ¿Cómo dijiste? Perritos, gente, graffiti, hay un montonazo de cosas pasando, pero ahí, acá de la nada, jardín, esta luz, no sé, este silencio también, me parece muy representativo de todo lo que haces, pero obvio, porque todo lo que haces, lo haces acá, sí.

GG: También, bueno, es un lugar para mí muy especial, bueno, por la luz, por estar en el centro de la manzana, que está realmente muy aislado de sonidos, sí escucho sonidos de vecinos, pero de la calle no. Muy aislado en ese sentido. Me costó mucho encontrar taller, porque para mí la luz de día era muy importante. [No pinto después del atardecer] Me gusta ir más al compás del día

la luz que hay acá es como la luz que hay afuera, es más o menos parecida.

SC: sí, parece medio como la continuación del jardín, ¿no?

GG: Exacto, sí.

SC: Entonces como treinta años más o menos acá.

GG: Sí, veinticinco, no sé, a ver, no, veinticinco más cinco, treinta años, sí. Casi treinta años. Sí.

SC: Toda una vida.

GG: Sí, toda una vida.

SC: Y ahí va la luz.

GG: Ahí se va yendo.

 

Se puede recibir noticias de Graciela en su Instagram: @gracielagenoves y ver fotos de sus obras en gracielagenoves.zurbaran.com.ar.  Graciela da clases de pintura virtualmente y presencialmente en su taller.






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